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Los automóviles modernos demandan cada vez más un mantenimiento meticuloso para asegurar su óptimo rendimiento y prolongar, de esa manera, su vida útil. Si bien hay tareas de mantenimiento que los propietarios pueden abordar por sí mismos, es crucial reconocer que ciertas operaciones requieren la experiencia y habilidades de expertos cualificados en talleres mecánicos. 

En los talleres automotrices, donde cada giro de la llave y cada ajuste son notas en la sinfonía de la reparación, el sistema de escape se presenta como un protagonista silencioso pero crucial. A medida que los motores suenan y los clientes esperan con expectación, es esencial que los mecánicos dominen los secretos de los componentes que componen este sistema.  

Los sensores de los vehículos hacen que la conducción sea más sencilla, segura y confortable, y por ello son un elemento clave para alargar la vida útil del automóvil.

¿Tienes un coche con motor de ciclo diésel? Entonces, quizás te suene el término ‘retroalimentación’. Este tipo de avería solo existe en los propulsores de gasóleo turboalimentados y es importante tener conocimiento de ella por si algún día tienes algún percance. Para entender lo que es la retroalimentación, primero hay que ver por qué se produce y ahí nuestro protagonista es el aceite.

Los frenos son uno de los elementos básicos más importantes en la seguridad activa de un vehículo. Hay varios tipos y de distintas clases y, con el paso de los años, se han observado avances que han ido mejorando su eficiencia. No obstante, hay dos tipos genéricos de frenos que han sido los más utilizados hasta el momento: los frenos de disco y los frenos de tambor. En este artículo explicaremos cómo son estos frenos, en qué automóviles se utilizan y en qué se diferencian.