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Cambiar los neumáticos de nuestro vehículo es una de las prácticas más comunes y necesarias a lo largo de su vida útil para poder circular con seguridad durante más kilómetros.
Mantener las ruedas en buen estado nos garantiza un mayor control del vehículo y puede evitarnos multas de tráfico, especialmente si el desgaste ha reducido la banda de rodadura por debajo del límite legal de 1,6 mm.
¿Qué es la rotación de neumáticos?
Rotar los neumáticos consiste en cambiar su posición entre los ejes del coche, generalmente poniendo los neumáticos nuevos en el eje trasero y trasladando los usados a la parte delantera. Esta práctica se realiza porque los neumáticos delanteros tienden a desgastarse más rápidamente debido al peso y al hecho de que, en la mayoría de los vehículos, el eje delantero es el motriz.
Rotar los neumáticos no solo puede hacer que este cambio sea más económico, sino que también es una cuestión de seguridad. Al llevar los neumáticos nuevos en la parte trasera, reducimos notablemente el riesgo de sufrir aquaplaning, ya que es más fácil perder el control de la parte trasera del coche en esta situación. Unos neumáticos con mejor rodadura proporcionan un mejor agarre, lo que mejora significativamente la seguridad.
La rotación de neumáticos debe hacerse de acuerdo al tipo de tracción de nuestro coche:
1. Coches de tracción delantera: Los neumáticos traseros deben pasar a la parte delantera, pero deben invertirse de lado. Es decir, el neumático trasero derecho va a la parte delantera izquierda y viceversa.
2. Coches de tracción trasera: Los neumáticos traseros se trasladan a la parte delantera sin invertir los lados, y las nuevas ruedas se colocan en la parte trasera.
Es fundamental consultar el manual del coche o las recomendaciones del fabricante para asegurarse de realizar la rotación correctamente y sin contraindicaciones.